Una ola de INDIGnación arropa el globo, sus repercusiones se sienten desde el Medio Oriente y Europa hasta Estados Unidos, Latinoamérica y el Caribe. Es un grito de hastío contra la corrosión de las bases democráticas en nuestros países, perpetuada por una avariciosa alianza entre las clases dirigentes y las corporaciones trasnacionales que las sostienen. Su expresión visible es la ocupación y recuperación de espacios públicos, creando así un escenario desde el cual podemos ensayar nuevas formas de participación democrática, trabajo cooperativo y rescatar un valioso sentimiento de comunidad. Existe en nuestros países de origen una rica tradición de resistencia basada en la táctica de ocupar plazas publicas, fábricas y rescatar terrenos baldíos, de la cual el movimiento Ocupa Wall Street se siente heredero.
Nuestro reto actual es crear espacios inclusivos de participación democrática sin jerarquías, que logren nutrirse de la indignación colectiva que tod@s sentimos pero escasamente apalabramos. Ahora es el momento de hacer sentir nuestro repudio al saqueo legalizado por parte de una clase acomodada que se lucra de nuestro desamparo, de una cobarde clase política que prospera del inmobilismo y un pueblo deseoso de nuevos imaginarios políticos.
Nostr@s como latinos residiendo en EEUU no solo vivimos en carne propia la creciente falta de oportunidades económicas, además somos blanco olvidado de una sociedad que se lucra de nuestro trabajo pero nos niega los derechos humanos más básicos. Nuestras familias indocumentadas viven bajo la incertidumbre que un ser querido sea arrebatado de nuestro lado en cualquier momento o un patrono sin escrúpulos nos robe los salarios. Nuestros hij@s son sujet@s de discriminación racial, blancos del rastreo policíaco y prohibidos de gozar de las mismas oportunidades universitarias de sus demás colegas de escuela. Confunden nuestro esmero por sostenernos, con la aceptación tácita de estas condiciones precarias. Lo que todavía no anticipa el 1% de la población que controla 40% de la riqueza de este país, es el sonoro caudal que se desatará cuando tod@s unamos nuestras voces al coro: YA BASTA!